Quizás todos somos refugiados de algo. Ahora sí que no hay que temer, que el mundo al que nos aferramos, la vida que apreciamos son sólo una parte del todo, de algo mas. Cuando miro a mis hijos veo todo más claro. Una esperanza y una posibilidad de vida: sé que vale luchar por ello.
lunes, 28 de enero de 2008
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