"El filósofo comercia con ideas como otros con telas. Más aún: el comerciante no es su tela. El filósofo, cuando propone sus ideas se ofrece. Un filósofo no trabaja en un laboratorio ni en la naturaleza, sino sobre sí mismo. Y sabe que si no lo convence, el posible cliente se irá con la competencia. Es decir, con el religioso, con el científico, con el artista". (Pierre Riffard)
jueves, 14 de febrero de 2008
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