Hay una delgada línea roja que divide el valor de las palabras, su uso, su puesta en marcha. Hay momentos en que las palabras escasean y es necesario multiplicarlas para lograr el efecto o la comunicación deseada... y hay otros, en que las palabras sobran y es preferible el silencio para no pronunciar palabras que terminen traicionando lo que en realidad pensamos.
jueves, 22 de mayo de 2008
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