De pronto me he vuelto invisible. Estoy pero no. Recorro los lugares conocidos sin que nadie me vea. Sin que nadie me reconozca. Intento saludar, sonreír, ir al encuentro... y no recibo respuestas, siguen de largo, miran al vacío, me esquivan... No estoy. He dejado de ser. Con el tiempo he aprendido a no entrar en pánico. Me refugio en mi mismo, tratado de volverme visible para mi. No siempre lo logro. Me suceden en ciertos días. De alguna manera esta invisibilidad adelanta la experiencia de la muerte.
lunes, 31 de marzo de 2008
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